La cultura tradicional y su arquitectura ancestral sirven como la piedra angular de este proyecto, recordando los orígenes y aludiendo a la rica herencia cultural a través de su estética evolutiva. La arquitectura se contempla aquí como un arte atemporal, donde la tradición y la contemporaneidad convergen en una sinfonía armoniosa. La forma del edificio, inspirada en la naturaleza circundante, se eleva como una cadena montañosa suspendida sobre el verdor, recordando la esencia de la columna vertebral de un dragón, una criatura mítica que trasciende los límites de lo tangible y lo onírico. El proyecto consta de 8 alturas en las que se distribuyen los diferentes usos. Las alturas varían conforme el proyecto se acerca a los edificios circundantes, logrando una integración con el entorno inmediato. El paisaje se eleva hasta encontrarse con el edificio situado al final del eje mayor, grandes ventanales y una gran sala de exposiciones se extiende a lo largo del edificio a lo largo del eje norte-sur. La sala de exposiciones es un espacio amplio y versátil, diseñado para ofrecer una flexibilidad óptima y capaz de albergar una variedad de eventos. Desde el interior del gran salón hay vistas enmarcadas al exterior. Hacia el sur se ve una vista panorámica del parque y hacia el norte hay vistas de la ciudad.
La simplicidad no es solo una elección estilística en este proyecto, sino un eco de la eficiencia estructural y la organización espacial. A medida que se crean diferentes espacios, se refina cada emoción dentro de ellos, transformando la simplicidad en una estética sublime. La arquitectura aquí se convierte en un portal entre mundos, donde la mitología se entrelaza con la modernidad para crear una experiencia trascendental para los ocupantes y los espectadores por igual. La integración del edificio en el parque, permitiendo que la vida pública fluya a través del Centro Cultural en lugar de rodearlo, redefine la relación entre el entorno construido y la naturaleza circundante, creando un espacio donde la actividad humana y la biodiversidad coexisten en armonía.