Uno de los principales objetivos es difuminar los límites entre el interior y el exterior, permitiendo que la esencia del paisaje natural se infiltre en cada rincón del complejo. El enfoque de vida de alta calidad va más allá de la mera estética, abarcando todos los aspectos de la experiencia de los residentes y huéspedes. Desde lujosas unidades residenciales con impresionantes vistas panorámicas de las montañas y el mar mediterráneo hasta comodidades de hospitalidad de clase mundial situadas en medio del bosque, cada detalle está diseñado meticulosamente para superar las expectativas.
En la concepción del proyecto arquitectónico, nos embarcamos en un proceso creativo que redefine la experiencia residencial. Este complejo de alta calidad se presenta como una fusión armoniosa entre la elegancia contemporánea y la adaptación respetuosa al entorno natural. La elección de materiales locales, auténticos y sostenibles refleja el compromiso con la integración cultural y medioambiental. El diseño se ha enriquecido con la rica historia arquitectónica de la región, incorporando elementos contemporáneos que se integran sin esfuerzo en el contexto.
Cada apartamento y villa ha sido diseñado para ofrecer una experiencia residencial única, combinando lujo y confort con una conexión ininterrumpida con la naturaleza. Los interiores están equipados con acabados de alta calidad y las últimas tecnologías, proporcionando a los residentes un control total sobre su entorno de vida. Las amplias terrazas ofrecen espacios privados al aire libre donde los residentes pueden relajarse y disfrutar de las vistas panorámicas.
El complejo también cuenta con instalaciones que incluyen, una piscina comunitaria, espacios de coworking. Estos servicios están diseñados para mejorar la calidad de vida de los residentes, proporcionando todo lo necesario para vivir una vida equilibrada y saludable sin necesidad de salir del complejo.
En resumen, este proyecto en Altea representa una sinergia perfecta entre arquitectura moderna y respeto por el entorno natural. Cada aspecto del diseño ha sido pensado para crear un espacio que no solo sea visualmente atractivo, sino que también ofrezca una calidad de vida excepcional. Es un ejemplo de cómo la arquitectura puede integrarse con la naturaleza para crear lugares de vida que son tanto bellos como sostenibles.
El proyecto comprende bloques plurifamiliares que se desarrollan en cuatro viviendas por planta, formando un total de 32 apartamentos y diez villas distribuidas en dos plantas sobre rasante y una planta sótano. La planta baja está destinada a la zona de noche, mientras que la primera planta se dedica a la zona de día. Las villas en la primera planta, también de geometría rectangular, giran respecto a la planta baja para enfatizar la geometría, orientar las vistas hacia el mar y proporcionar privacidad con respecto a las viviendas colindantes, ya que todas están orientadas de manera uniforme.
Además, se ha diseñado una zona de elementos comunes ubicada debajo del vial de acceso a las villas superiores, vinculada a una zona de esparcimiento exterior donde se encuentra una piscina y áreas de uso comunitario descubiertas. Este espacio no solo ofrece un lugar de recreo, sino que también fomenta la interacción y convivencia entre los residentes, en un entorno que respeta y celebra la belleza natural de Altea.
La integración del diseño con la topografía existente no solo garantiza vistas espectaculares, sino que también minimiza el impacto ambiental del desarrollo. Los materiales elegidos para la construcción son locales y sostenibles, lo que reduce la huella de carbono del proyecto y apoya la economía regional. El diseño arquitectónico incorpora técnicas pasivas de climatización, utilizando la orientación y los materiales naturales para regular la temperatura interior de manera eficiente. Las grandes ventanas y puertas correderas permiten la entrada de luz natural, reduciendo la necesidad de iluminación artificial y mejorando la eficiencia energética del complejo.
La sostenibilidad se extiende más allá de los materiales y técnicas de construcción. Los espacios verdes y jardines comunitarios no solo proporcionan belleza y recreo, sino que también fomentan un estilo de vida saludable y sostenible. La elección de plantas autóctonas minimiza el uso de agua y mantenimiento, creando un entorno que es tanto bello como ecológicamente responsable.